Defendiendo lo indefendible



Los familiares incómodos de este fin de sexenio sin duda se llaman INEGI y CONEVAL pues sus números han puesto en entredicho las afirmaciones de nuestro Secretario de Hacienda Ernesto Cordero (y virtual candidato presidencial) y por supuesto de nuestro Presidente de la República Felipe Calderón en el sentido de que a México con ellos al mando le va mucho mejor.

Sin duda, al México al cual ellos pertenecen: sí que le va mucho mejor, es el México de la fracción pequeñita de habitantes que aspiran a posicionarse cada día mejor en las listas de Forbes, pero ¿qué hay del resto? ¿de verdad este sexenio nos fue mucho mejor?


De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) la tasa de desempleo en México mostró un incremento de 0.16% mensual llegando a la feroz cifra de 5.74% para mitad del año. Además los ingresos en los hogares mexicanos cayeron un 12.3% lo que puede significar un cambio drástico en la calidad de vida de una familia.

Por su parte CONEVAL nos informó que la pobreza oficial aumentó 1.7% en los últimos 2 años; es decir en México hay 3 millones más de pobres que en 2008. Más ciudadanos mexicanos tienen acceso a servicios de salud (supongo por el seguro popular) y a educación (aunque los maestros aliados de este gobierno hagan paros que duran meses); pero hay más de 4 millones de mexicanos que en 2008 no tenían carencias alimenticias y ahora las tienen.

Los resultados en algunas entidades son terribles: En Zacatecas la pobreza aumentó casi el 10% en los últimos dos años, en Veracruz creció 7%, en Chihuahua aumentó 6.8%, en Sonora y Baja California 5.7% y en Tamaulipas 4.6%.

Pero como si esto fuera poco resulta que la pobreza de patrimonio actual es más baja que la estimada para 1994 cuando vivimos aquella crisis en la que medio México se quedó sin casa, sin negocio, sin coche.

En resumen: 2010 nos encontró más pobres, con menos bienes, con más hambre y con menos empleo que en 2008; pero también 2010 se encontró un México más violento, uno en el que nos matamos más los unos a los otros, en el que recurrimos más a las balas que hace algunos años... y la mala noticia es que más violencia genera más pobreza pero también más pobreza genera mas violencia.

En un país con vocación turística, en un país en el que sus habitantes fueron en los últimos años impulsados a crear sus propias fuentes de empleo (recuerden la política "changarro" de Fox), en un país en donde el campo juega un papel fundamental (o al menos debiera) es difícil creer que habrá nuevos empleos y riqueza al mismo tiempo que hay comunidades inaccesibles, primeras planas internacionales que hablan de la creciente violencia y organizaciones delictivas extorsionando ciudadanos de todos los estratos socioeconómicos.

Preocupa ver que ni el actual Gobierno ni los que pretenden subirse a la codiciada silla en 2012 han pla
nteado una reforma de fondo que haga que el timón del barco gire y podamos navegar hacia mejores aguas.

Ante esta ola de violencia con forma ya de tsunami y estando parados sobre una barca cada vez más rota, cada vez más humilde, cada vez más pobre, de nada sirve que México pretenda encabezar la lucha mundial contra el cambio climático, o que se hagan ciclopistas, se reforesten miles de hectáreas o se inaugure un vuelo impulsado con biocombustible; México está lejos de la sustentabilidad mientras no exista un reparto justo de la riqueza y mientras sus calles no sean seguras para los ciudadanos.


Tampoco de nada sirven leyes fascistas, militarización, redadas, teléfonos intervenidos y represión; las solución tampoco está en los discursos con miras a mantener el poder en 2012, ni en las mentiras, ni en querer tapar el sol con un dedo queriéndonos convencer de que a otros países les va mucho peor y tampoco de nada servirá asegurarse de que los jóvenes cada vez opinen menos y se cuestionen si esta es la forma correcta de conducir a un país.

Sería mejor que el gobierno volteara a ver, leer y escuchar de verdad a la ciudadanía que ya no sólo se queja, a la ciudadanía que ahora propone cambios de fondo, reformas políticas, estructurales, estrategias para salvaguardar la integridad de la gente, a la ciudadanía que hoy mueve conciencias a través de palabras cargadas de verdad.

O ya por lo menos que el Gobierno Federal deje de enriquecer a las televisoras pagando cantidades estratosféricas de dinero por la aparición de anuncios que publicitan el buen trabajo del gobierno; que aseguran que en México se puede hoy "vivir mejor", que "a Michoacán le esta yendo muy bien" y que "el Gobierno Federal trabaja por tu seguridad". Basta ya de seguir defendiendo lo indefendible.


En este mismo blog y sobre este tema: Cordereando en Twitter y Los renglones torcidos




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