Con la fuerza del viento

Fuente: Wikipedia

Cada año el mundo necesita más de 16 mil millones de mega watts hora (16.830.000.000 MWh/año) para funcionar al ritmo que lo hace ahora. El principal consumidor de esta inmensa cantidad de energía es Estados Unidos de América, le sigue China y luego Rusia. En Iberoamérica, los países más consumidores son Brasil, España y México.

Estas cifras son un tanto lógicas dado que tienen estrecha relación con el número de habitantes de estos países pero las cifras de potencia per cápita de energía nos comienzan a llevar al terreno de un análisis más minucioso de la realidad energética del mundo. No hay habitante que necesite mayor potencia energética que el Islandés, lo sigue el Noruego y un poco más atrás está el Finlandés. Esto comienza a cambiar la forma en la que vemos a estos países que nos han puesto de ejemplo de sustentabilidad desde hace varios años.

Pero no podemos juzgarlos tan sólo por lo que consumen hay que ver cómo generan la electricidad que necesitan para mover sus ciudades, sus campos agrícolas, su industria y sobretodo, en esas latitudes, para calentarse en los crudos y largos inviernos. 


Fuente: Claneco
Comencemos por Islandia, este conjunto de islas con poco más de 300 mil habitantes consume 3.152 W/persona, el 80% de esta energía proviene de fuentes renovables, principalmente de origen geotérmico e hidroeléctiro. Son formas de obtener energía sin recurrir al petróleo pero no necesariamente son las formas más deseables. Es bien sabido el impacto ambiental que puede ocasionar construir una presa sobre un río y más grave resulta aún la contaminación atmosférica producto de la actividad de una central geotérmica. Así que, Islandia no es ejemplo a seguir ni en consumo ni en generación.

Fuente: Energías Renovadas
Cada Noruego necesita una potencia de 2.812 W para vivir; su gobierno asegura que estos vatios lleguen a ellos usando mayoritariamente centrales hidroeléctricas. El país tiene 330 presas construidas; muchas de ellas han afectado la ruta migratoria del salmón que es uno de los principales recursos del país. Si bien los Noruegos han hecho un gran esfuerzo para proteger esta especie, la realidad es que un 23% no se ha escapado al coletazo del impacto ambiental y se encuentra en grave peligro.

Fuente: Ecointeligencia

Por último está Finlandia, con una potencia per cápita de 1.918 vatios y una generación dependiente de combustibles fósiles en un 50%. La matriz energética finlandesa está llena de contradicciones, por un lado el país sigue invirtiendo energía nuclear y por otro trabaja arduamente en buscar fuentes de energía limpia como la geotérmica natural o bien la eólica; la viabilidad de esta última depende de que la tecnología de os gigantes molinos logre vencer a las temperaturas de congelamiento.


La energía eólica junto con la solar son las dos formas más limpias de atender la demanda. El líder en potencia eólica instalada es China; después aparece Estados Unidos de América y en tercer lugar está Alemania. En cuarto lugar y encabezando la lista de países iberoamericanos está España (21% de sus necesidades energéticas se cubren gracias a estos modernos molinos) el cual está seguido por Brasil.

Hoy Uruguay comienza a asomar la cabeza en esta lista de generadores de energía eólica ocupando el lugar 50 pero gracias a la Política Energética 2005 - 2030 el país en breve se colocará por ahí del sitio 23. Para 2017 si todo sale como está proyectado, Uruguay será el país del mundo con mayor porcentaje de energía eólica en su oferta energética y al final del plan el 80% de la matriz energética estará integrado por fuentes de energía renovables y limpias. 


El proyecto fue ambicioso pero los estímulos fueron atractivos y los beneficios fiscales para los inversores de parques eólicos no podían pasar desapercibidos. Hace muy poco Ramón Méndez, Director Nacional de Energía, dijo en una entrevista a un diario: "En alguna madrugada ventosa de verano, cerca del 100% de lo que se consuma puede ser cubierto por eólica".

Cuando siento esos vientos impresionantes soplar en la rambla de Montevideo me siento contenta de que un grupo de tomadores de decisiones tuviera la visión, creara la estrategia e implementara un plan tan maravilloso que permita mover el país con la fuerza del viento.

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