Patrimonio a vapor


Algunos hemos tenido la dicha de vivir en alguna ciudad declarada como "Patrimonio de la Humanidad" por la UNESCO y es maravilloso, pues salir a la calle a comprar el pan o comer algún sitio es como recorrer un museo paso a paso. No todas las ciudades reúnen las condiciones necesarias para recibir tal distintivo pero sin duda, todas las ciudades tienen al menos una calle, una fiesta, un edificio o un algo que merece ser reconocido por ser parte importante de la historia, de los usos y de las costumbres del lugar.

Montevideo es una ciudad llena de espacios, recovecos, casas, casonas y edificios que hoy son reconocidos como monumento nacional y que han sido elegidos para recibir un seguro de vida conocido como protección patrimonial. Pero hay un trozo de patrimonio maravilloso, que tiene muchas historias que contar y que merece ser preservado porque además del valor histórico que tiene sin duda a todos nos parece encantador.

Durante la Semana Santa de este año mi familia y yo tuvimos la oportunidad de realizar un viaje muy corto pero muy hermoso, un viaje único parecido al que muchos de nuestros padres, abuelos o incluso nosotros de niños hicimos algún día: un viaje en un tren a vapor.

Con toda la potencia de una máquina  de 103 años de antigüedad totalmente restaurada el "Tren a Vapor a Peñarol" recorre en 20 minutos los kilómetros que separan la terminal de trenes de Montevideo del antiguo barrio de Peñarol; cuna del ferrocarril uruguayo y de uno de los más importantes y populares cuadros de fútbol.


La hermosa locomotora arrastra dos hermosos vagones que permiten al visitante no sólo viajar de un barrio a otro sino también en el tiempo. Los asientos de cuero verde, las mesitas de cedro, los accesorios de bronce, todo es un deleite que apenas marca el inicio de la inolvidable experiencia.


Al llegar a Peñarol los guías están listos para recibirte en la estación hoy convertida en el Museo del Ferrocarril. Un museo pequeño pero hermoso y muy cercano a la gente; en mi visita los niños recibieron un antiguo boleto de ferrocarril que el guía marcó con la antigua prensa fechadora simulando el inicio de un viaje a principios del siglo pasado. Después salimos a caminar el barrio; el guía nos llevó por el circuito patrimonial que recorre las casas de aquellos obreros y jefes que trabajaron para la compañía inglesa de ferrocarril que ahí se asentó en 1891.

Más allá de la historia que las calles y muros de Peñarol encierran, de lo valioso que resulta un tren al vapor centenario restaurado o de lo hermoso que es recorrer vías con el sonido del silbato del ferrocarril hoy extinto en muchos lugares; el "Tren a Vapor a Peñarol" es un proyecto único y digno de reconocimiento por la forma es que se logró.

Hace más de 50 años se formó la Asociación Uruguaya Amigos del Riel; entre sus finalidades estaban luchar por el mantenimiento, modernización y extensión de los sistemas de transporte por riel y también la de preservar los trenes históricos. No se si ellos imaginaron que lograrían lo que hoy es una realidad: un máquina de 1910 recorriendo las vías, arrastrando dos vagones de la década de los 50 para 192 pasajeros completamente funcionales, baños incluidos. Junto con la locomotora y los vagones se restauraron un furgón de madera de 1938 y un vagón tanque.

Más increíble aún que después de un exitoso proyecto lo que la Asociación pida sean sólo dos cosas: que estando en la ciudad no dejes de adquirir un boleto de aproximadamente 10 dólares para realizar el recorrido sabatino y que firmes la petición para que este tren sea declarado Monumento Nacional.

Una ciudad no tiene futuro mientras no conozca, respete y honre su pasado; el tren a vapor que recorre el camino entre Montevideo y el histórico barrio de Peñarol es un patrimonio que merece un lugar especial en los proyectos de conservación y por supuesto en el corazón de los Uruguayos.







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