Sin techo


Habiendo hecho un recorrido testimonial por algunas de las mejores ciudades para vivir en el mundo he encontrado que la mejor ciudad que pudiese existir para vivir en el mundo comparte un fenómeno social con la peor de entre las peores: se trata de las personas en situación de calle o la presencia de homeless en la ciudad; anglicismo muy usado para referirse a estos ciudadanos (también llamados vagabundos, linyeras, los "sin techo" o bichicomes) que viven en las calles y que esconden sorprendentes historias de vida.

Cerca de la mitad de la población de Latinoamérica y el Caribe vive en condiciones de pobreza o indigencia; un porcentaje mucho menor de esta población está en situación de calle y tal vez por eso, por ser tan pocos respecto al grueso son un sector olvidado. Sin embargo, el impacto social, ambiental, económico y de muchas otras índoles que provoca este fenómeno debería alertar a los gobiernos para incrementar la atención a este reducido grupo que está en las calles no necesariamente por pobres o poco instruidos, han tomado las calles porque la vida les hizo una mala jugada.

Un habitante puede llegar a una situación de calle por diversas causas, las más comunes son: problemas emocionales, violencia intrafamiliar, problemas económicos que lo lleven a la bancarrota originados por el desempleo o por una crisis económica en su país, o simple y sencillamente un divorcio. La gente que vive en la calle se convirtió en pobre y luego en indigente por el hecho de estar en la calle pero antes, en algún momento dado, tuvieron una vida diferente; algunos incluso una vida maravillosa.

En España a raíz de la crisis económica el porcentaje de personas en situación de calle ha aumentado considerablemente y hoy 30.000 habitantes del ibérico país no tienen un techo; en México son 14.000 personas en esta situación, en Uruguay 1.244; de Argentina no puedo hablar mucho pues sus cifras revelan alrededor de mil en todo el territorio y sólo 876 en Buenos Aires; número que muy probablemente ni el mismo gobierno crea. Chile, es uno de los países que ha estudiado y censado más concienzudamente este fenómeno a través de su proyecto "Catastro calle". Los resultados de 2011 indican que hay 12.255 personas en situación de calle (menos del 1% de la población) pero también revelan datos impactantes:
  • 30% de las personas en situación de calle son abstemios y no han consumido jamás ninguna clase de droga.
  • Sólo un 20% consume drogas.
  • 77% de las personas en situación de calle tienen empleo remunerado; sin embargo, en muchos casos el salario no es suficiente para hacerse de una vivienda o la situación emocional de la persona le impide resolver este tema.
  • 20% de estas personas son adultos mayores que no pueden valerse por sí mismos.
  • 50% de los "sin techo" han sufrido agresiones físicas por el hecho de estar en la calle: 21% dijo que sus agresores fueron grupos o pandillas, un 16%, personal policial y un 13%, transeúntes.
Salvador Busquets quien preside la Fundación Arrels que trabaja en Barcelona para ayudar a la gente en situación de calle afirma que los llamados vagabundos son cada vez personas mejor formadas. Así que, hoy en día, profesionales, pequeños empresarios, profesores, se apropian de la calle al convertirse en los hijos de un modelo económico de alto costo, ineficiente y responsable de una crisis implacable que ya no sólo deja pobres a las personas, ahora incluso los deja en la calle teniendo como pertenencias sólo lo que llevan puesto encima.

Foto: Certo Xornal
Vivir en la calle sin duda es indigno, el daño emocional provocado por esta situación es grande; el impacto social que estos ciudadanos ocasionan es diverso y da como resultado desde problemas de sanidad en las calles y apropiación de espacios públicos hasta una sociedad intolerante que discrimina y que excluye socialmente al que un día tuvo que pasar la noche en la calle para despertarse y darse cuenta que de nuevo tendría que hacer lo mismo y así día con día mientras su ropas comenzaban a tornarse mugrientas, la barba y el pelo crecían desordenadamente y sus bienes se limitaban a un costal con cosas sacadas de la basura.


Oscar Castro Pacheco es un Costarricense que a sus 31 años vivía la vida en total coherencia con sus valores y creencias; estudió en Moscú, trabajaba en la Asociación Ecologista Costarricense (AECO), había sido asesor de el famoso cuatro veces diputado 'Cachimbal' y era un conocido activista social.  Un día llegó de una viaje de trabajo a la casa donde vivía con sus amigos y colegas y donde también operaba la AECO y encontró que todo había sido incendiado y sus amigos habían muerto a manos criminales. Estaba devastado, no tenía un cinco en el bolsillo, tampoco tenía casa; así comenzó a vivir en las calles y probó las drogas y recicló basura y pidió en las esquinas y recitó en el ómnibus y además escribió, escribió mucha poesía hasta que alguien, un ciudadano común, lo volteó a ver y le tendió la mano. Hoy Oscar ha publicado su libro de poesía llamado "Indigente" y ha logrado salir de la calle; aún le quedan marcas de lo que fue su vida durante más de diez años: luce viejo y cansado, su dentadura tiene el aspecto y el color del abandono, le duelen las tres costillas rotas y padece del estómago por falta de alimento y exceso de basura. Pero hoy para Óscar la puerta de la calle se cerró para siempre.

Como el caso de Óscar hay muchos, algunos incluso muy famosos; ahí tenemos a Chris Gardner cuya vida fue representada por el actor Will Smith en la película "The pursuit of hapynesso la cantante Ella Fitzgerald quien debido a la muerte de su madre, el abandono del padre y el maltrato en los hogares que la recibieron tuvo que vivir en las calles de Nueva York.

Las ciudades actuales enfrentan este fenómeno social usualmente instalando albergues y "recogiendo" a quien esté en la calle para llevarlo a estos lugares; hay quienes han decidido tipificar la vida en la calle como delito, hay quien ha decidido "esconder" la indigencia y hay ciudades (las menos lamentablemente) que han optado por invertir  en programas sociales que permitan reinsertar socialmente a estos habitantes.

Hoy la mayoría de nosotros evitamos contacto alguno con ellos, su aspecto desaliñado y sucio nos asusta, nos obliga en nuestra conciencia a poner metros de distancia, a ignorarlos. Hoy las Comisiones de Derechos Humanos comienzan a conocer las historias detrás de todos estos niños, jóvenes, señoras, ancianos, profesores y luchan por dejar claro que pese a que su estilo de vida dista del aceptado socialmente tienen derechos y estos tienen que ser respetados.

Son pocos pero cada día son más; son pocos pero a la ciudad le duelen mucho. Muchos más habitantes de los que se cree son vulnerables a esta situación; muchos un día podrían verse viviendo en la calle ¿qué sistema económico y social se debe estructurar para que no haya ciudadanos sin techo?










Comentarios

  1. Muy buen relato Sofía. Yo viví de jovencito una semana y media en las calles de Valencia por motivos que no vienen al caso, es algo que no e deseo a nadie.

    Lo que me ha impactado bastante es lo que comentas de Chile, que una persona que labura, tenga que vivr en la calle porque no le da el sueldo manda huevos aunque mira que mas de un caso se de primera mano aca en el Uruguay.

    Un saludo!!

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