La mejor ciudad para vivir. Tercera parte: Viena

Foto: VienayYo


Una de las más antiguas capitales de Europa, considerada un centro cultural mundial, ciudad patrimonio de la humanidad y cuna de ilustres personalidades, Viena vive apaciblemente a orillas del río Danubio alojando a alrededor de 2 millones de habitantes.

Una ciudad incluida en las cinco listas de las que ya hemos hablado que califican la calidad de vida en las ciudades a lo largo y ancho del mundo. Ocupa el primer lugar en el indicador de Mercer, el segundo en el de EIU, el cuarto en el de la revista Monocle, el noveno en el índice CBI y de nuevo el cuarto en el "Green Index". Una ciudad que genera opiniones encontradas: o es maravillosa o es aburrida. ¿Cómo es la vida en Viena verdaderamente? Hoy les cuento la experiencia latina en la capital Austriaca.
Mariano vive desde hace poco en Viena, es mexicano y él y su esposa (también mexicana) experimentan la vida al compás de la ciudad del vals. 

No tienen queja alguna del sistema de transporte público, al contrario hay admiración: seis líneas de metro, 13 de tren suburbano, 28 de tranvías, dos compañías de autobuses que operan 130 líneas dentro de la ciudad y por supuesto trenes y buses suburbanos. La ciudad está hecha para vivirse intensamente así que los viernes y los sábados el metro no cierra en toda la noche. 

Si lo tuyo es pedalear, puedes pagar un abono de bicicleta anual de alrededor de 100 Euros (aproximadamente 130 dólares) a cambio tienes a tu disposición un red de estaciones de bicicleta repartidas por toda la zona metropolitana y el acceso a ciclovías funcionales y bien señalizadas. Además,  con el mismo pase recibes un descuento en unos autos comunales; es decir en autos que como las bicis están ahí en las estaciones para ser usados por quien los necesite previo pago. Con el eficiente sistema de transporte público, los trenes y autobuses para salir de la ciudad, las bicis y los autos comunales, pocos piensan en invertir en un coche propio.

Enfermarte en Viena puede resultar caro pero curarte sin duda será fácil. A cada trabajador se le descuenta una proporción considerable de su salario para cubrir el sistema de salud; si no eres empleado habrás de pagar tu propio seguro público y la factura puede costarte hasta 300 euros al mes (390 dólares). Sin embargo, el sistema de salud es eficiente, rápido y no escatima; los estudios, cirugías, medicamentos y consultas están ahí esperando ser usados por el paciente que los necesite. En una primera visita a urgencias puedes obtener consulta, ultrasonido, rayos x, análisis, diagnóstico y tratamiento de forma amable y en tiempo récord.

La educación austriaca sigue el mismo sistema que Suiza y Alemania así que al igual que en Zurich la escuela pública es la mejor opción. El sistema está hecho para seleccionar de forma natural y a temprana edad a los aptos para la universidad y a los que mejor deben optar por una educación técnica. Sólo el 30% de los austriacos acuden a la universidad.

La gente en Viena es sumamente disciplinada, pareciera que los rígidos horarios del transporte, el costoso sistema de salud, las fechas de vencimiento de sus facturas, el sistema selectivo de educación y la ordenada vida les causan más estrés que placer. El esparcimiento y las vacaciones son, al parecer, un compromiso más en la perfecta agenda de los vieneses.

Foto Mi pero viene conmigo
Para Mariano ha sido una sorpresa descubrir que además de adultos y niños, un habitante importante de Viena es el perro. El perro va con su dueño a todos lados incluido bar, cafetería, centro comercial y hasta restaurante. No es una sorpresa que en el café el perro reciba agua y una galleta antes de que el café llegue a la mesa de los comensales.

Los espacios públicos verdes abundan, en Viena hay 20 m2 de áreas verdes por cada habitante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda como relación 15m2/hab así que los habitantes de la capital austriaca están más que sobrados. Los espacios públicos son para todos, perros incluidos, los cuales por cierto, tienen su área delimitada para que corran libremente sin molestar a nadie y beban de los múltiples bebederos perrunos a su disposición.

Vicente es español, es joven, vivió recientemente en Viena por un año; llegó ahí para estudiar y el resume la ciudad como majestuosa pero sombría, Viena para él es lo más distante a la emoción y a la aventura. Sus museos, palacios, galerías, música son un deleite pero la vida es fría incluso en el más caluroso de los veranos.

Cuando hablo o leo sobre Viena siempre pienso ¿hasta donde lo espontáneo puede sobrevivir sin provocar un caos? o ¿hasta donde es bueno el orden para que no llegue a ser un fastidio? Sin duda Viena es un buen sitio para vivir, las cosas se hacen bien, como se debe, pero...¿es placentero vivir en la ciudad del Danubio?


Comentarios

  1. Excelente reportaje sobre esta apacible Ciudad. Gracias por la información, muy interesante.
    Saludos y te dejo mi voto en los premios Bitácoras, por tu buen trabajo. Suerte!
    Ramón

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  2. Siempre creí odiar vivir en un lugar así. Estuve un año viviendo en Inglaterra en un pequeñito pueblito al sur y me estaba volviendo un poco loca: bus a la misma hora, misma gente en el bus cada día y así... Luego regresé a Bogotá que cada día está peor, atracos en la calle, en el bus, en el sistema de transporte masivo, comer humo de buses que tienen 60 años mientras caminaba a tomar mi bus, arriendo de apartamento carísimo, para compra peor, transporte caro y te vas como una sardina enlatada, si me he desmayado 5 veces de lo espichada que quedo es poco. En fin, creo que todo es cuestión de equilibrio, una ciudad como Montevideo o Buenos Aires está muy bien, tiene lo folklorico que tantos extrañamos en algún momento, pero no tiene el desórden desesperante, un poco de caos pero nada de desórden (al menos no como lo conoce alguien que ha vivido en Bogotá, uf). Como dicen por acá: ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. Saludos :)

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    Respuestas
    1. La verdad es que coincido contigo al 100%. Tu frase final lo dice todo.

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