Espíritu ciudadano: La vida en el Mercado Agrícola de Montevideo


Los pobladores del Mercado Agrícola de Montevideo, es decir, los locatarios o permisionarios, son verdaderos héroes ciudadanos que han creído, que han esperado, que han resistido. A pesar de que a veces los ahoga la desesperación, ahí están cada día ofreciendo lo mejor que tienen a través de sus mostradores.

Algunos llevan toda la vida en el Mercado, ahí crecieron y ahí saben que también crecieron sus padres; otros locatarios llegaron junto con el programa de rescate con la esperanza de que sea un éxito y pronto los compradores llenen los pasillos que hoy aún están en obra y que aún lucen un tanto desolados.

Ser locatario del Mercado Agrícola hoy tiene beneficios económicos: un alquiler muy bajo y una exención total del pago de luz y agua mientras dure la obra; pero los que ahí están, no viven de eso; viven de vender fruta, comidas preparadas, pescado y hasta cerveza y para vivir de eso se necesita una sola cosa: clientes y si son frecuentes, mucho mejor.


El proyecto del Mercado Agrícola contempla en un momento dado una campaña publicitaria para atraer clientela al lugar, pero para eso se necesita que la restauración del inmueble termine y mientras ¿qué hacer?

La semana pasada cuando publique el primero de estos artículos mucha gente en Montevideo me dijo que no sabían de la existencia del sitio, otros me consideraron osada (y hasta bruta) por irme a meter ahí cuando tiene fama de ser un barrio bravo, peligroso y desolado. No cabe duda, mata un perro un día y te dirán toda la vida "mata perros". Modificar la percepción de un lugar, cambiar su reputación parece ser que será una tarea más ardua que restaurar los fierros de 100 años de antiguedad.

Como en muchos barrios rescatados o en proceso de rescate a lo largo y ancho del planeta, en Goes la tasa de delincuencia ha descendido pero la percepción es otra. Carlos Gutiérrez Vera en su artículo "La percepción de temor: una oportunidad para crecer"1 afirma que:
"Se ha demostrado estadísticamente que en muchos casos, la percepción de inseguridad que se tiene de un lugar, no necesariamente corresponde a condiciones objetivas, en cuanto a la comisión efectiva de delitos. Por el contrario, lugares que a veces aparentan ser muy seguros, son el sitio preferido por los delincuentes para cometer actos antisociales (...) La percepción de temor provocada por un espacio, nos da cuenta también de las condiciones sicológicas/sociales de los residentes del lugar. Comunidades desesperanzadas, sumidas en la pobreza, con falta de futuro, tienden a reflejar estas condiciones en el espacio externo. Se produce así un proceso de retroalimentación continua, creando de este modo un círculo vicioso difícil de romper".
Y romper ese círculo es lo que necesita un sitio como el Mercado Agrícola para verdaderamente renacer; que la percepción de temor, de inseguridad vaya en franco retroceso y para que eso suceda, en primer lugar hay que invertir, lo cual ya se está haciendo tanto en el mercado mismo como en sus alrededores pero sin duda se puede hacer aún más desde los bolsillos de empresarios. Después viene bien generar actividad; y ahí tenemos a los vendedores puntuales todas las mañanas en sus puestos de mercado, y tenemos también los eventos culturales que se organizan y tenemos al menos por el momento cuadrillas de trabajadores poniendo lindo el lugar; el día que se vayan tendrán entonces que venir más paseantes, más visitantes, más compradores.

La percepción de temor disminuye sin duda con el paso del tiempo, cuando por meses o incluso años se sabe que ahí ya no se cometen tantos delitos como antaño, cuando se sabe que varias familias se han mudado de vuelta al barrio y que hacen sus compras ahí, a la vuelta de la esquina. Y esto está comenzando a suceder, lento, pero sucede; el problema es que no hay prensa, oficina de gobierno o simple transeúnte que cuente al resto de la ciudad del cambio que ahí se está gestando.

Volver al barrio, visitar el Mercado Agrícola, comprar ahí de vez en cuando o de vez en siempre, evaluar las opciones de vivienda en la zona (por cierto con beneficios especiales) y creer en el proyecto tiene que ser un acto apartidista, tiene que ser un acto humano, un acto solidario y un acto ciudadano. Es decir, esto no se trata (ni se debe tratar) de apoyar para que al gobierno en turno le salgan las cosas bien o de dar la espalda para que al gobierno tenga una lección; se trata de ser solidarios con la gente que ahí está, que ahí ha estado y que ha creído y apostado mucho más que la mayoría de nosotros.

Los barrios y los edificios no se rescatan sólo con dinero y política; no hay rescate que quede garantizado por un proyecto ejecutivo impecable o por la presencia de una entidad extranjera experimentada; los barrios no renacen porque un político así lo dispuso, los barrios se rescatan gracias a la suma de muchos de los factores mencionados siempre y cuando queden impregnados de un auténtico espíritu ciudadano.


1. Publicado en CPTEDNEWS/N°2 MARZO/2010

Comentarios

  1. Bravo el Goes? Los uruguayos son muy exagerados, llaman zona roja a cualquier cosa. A mi tambien me dicen cualquier cosa de donde vivo, y ya ves, tres años y ningun problema.

    Muy buenas estas entradas, es una labor importante y espero que salga todo bien. Un saludo Sofia

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    1. Muchas gracias, sigo trabajando en Goes y descubriendo historias maravillosas y unos sitios buenos para comer y lindos para pasear.

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  2. Desde Colombia, que buen artículo. Conciencia y apoyo a lo nuestro. Te invito a mis blogs. Mi nombre es Amedina Mejía www.amedinamejia.blogspot.com PINTOR y donde laboro www.laescueladeventas.blogspot.com. Un abrazo!!!

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  3. Desde que llegue a mi Casa en alquiler Montevideo proveniente de la ciudad Argentina, Rosario, comencé a interesarme por la situación del país y por los puestos de trabajo agricolas

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