Crónicas de Montevideo. Segunda de tres partes.


Foto: Christian Ostrosky
Hace un par de semanas leí en un suplemento del periódico uruguayo "El País", el cual representa según me dicen a la oposición del actual gobierno, un extenso artículo sobre los proyectos orientados a mejorar la movilidad urbana que afirma el autor están o en el olvido o han sido desechados por la actual intendenta de la ciudad, Ana Olivera.

Uno de los proyectos que mencionan  que hoy está abandonado es el metro; la verdad no me atrevo a opinar en este sentido, aún no conozco tan bien la ciudad como para saber si un proyecto millonario como éste es absolutamente necesario. Otro de los proyectos que el autor lamenta profundamente fuera abandonado es el piso elevado en un primer momento y posteriormente la construcción de tramos subterráneos con costo para los usuarios sobre Avenida Italia.

Avenida Italia está a un par de cuadras de mi casa, como lo está de miles más, pues esta vía recorre aproximadamente 13 kilómetros conectando a la zona del aeropuerto de Carrasco y a la frontera con la provincia de Canelones (zona conurbada) con Montevideo.

Por las mañanas, la vía suele congestionarse. Sin embargo, el lento tránsito de acuerdo a mis observaciones matutinas es producto de los semáforos y no de una vialidad desbordada; es decir, el tránsito consiste en tener que esperar dos o tres luces rojas para poder cruzar y si la sincronización de los semáforos no te favorece puede que esto te suceda hasta en tres cruces. El tránsito, en realidad, se complica más en uno de los extremos de la Avenida, justo donde entronca con otras vías principales que permiten al conductor ir al centro, a la rambla o a barrios con mucha actividad comercial.

Un estudio realizado hace un par de años reveló que en promedio toda la Avenida Italia se recorre en 24 minutos y en horas pico uno tarda 40 minutos. Los habitantes de grandes urbes secuestradas por las masas vehiculares no me dejarán mentir: aquí no pasa nada que justifique una vía rápida con peaje y mucho menos un piso elevado.

En realidad nada justifica una obra de este tipo orientada a duplicar los carriles para vehículos. No olvidemos la experiencia de Seúl en este sentido (de la que ya platiqué en este blog en la entrada: Insoportable Tráfico); ellos, muchos años después de inaugurada su vía elevada optaron simple y llanamente por demolerla. La misma historia puede ser contada por Boston y tal vez, con el curso de los años lo hagan muchas más ciudades (espero la Ciudad de México incluida).

Ampliar las vialidades significa en muchos casos propiciar el aumento del parque vehicular. Ana Olivera  decidió tirar por la borda el proyecto de los túneles y en su lugar ha creado un Plan de Movilidad que además del problema de Avenidad Italia considera otras vías hoy conflictivas desde una perspectiva sistémica.  Este plan incluye la construcción de un sistema de BRT (Bus Rapid Transit) conocido en Mèxico como metrobus: autobuses articulados o alguna otra variante similar con capacidad para 300 personas que avanzan por carriles centrales confinados para ellos y que se detienen exlcusivamente en pequeñas estaciones. Viaja a un promedio de 20 km/h y su inversión es hasta 100 veces menor a la del metro.

El BRT garantiza un transporte público de gran capacidad que fluye a velocidad constante; es de baja inversión; garantiza además que las grandes avenidas tendrán cruces peatonales seguros y frecuentes debido a que las estaciones se colocan sobre el camellón o cantero. El proyecto además obliga al reordenamiento del sistema de transporte de toda la ciudad y ofrece un respiro importante al tránsito.

Montevideo ya tiene un gran trecho avanzado con una red de transporte público organizada y eficiente; ya se han comenzado a confinar carriles y el sistema está listo para ser multimodal. Aplaudo la decisión de apostar por el transporte público en vez de por el auto y recomiendo a los ciudadanos paciencia con las obras y medidas temporales, el resultado final valdrá la pena.

Dice el refrán que "nadie escarmienta en cabeza ajena" pero en verdad espero que las toneladas de cemento que en otras ciudades han levantado para que los autos avancen fluidamente por un tiempo limitado (hasta que nuevos autos invaden las nuevas vías) y que en muchos casos son toneladas que acaban en escombros voluntarios sí sirvan de experiencia (ajena) a ciudades como Montevideo que en un momento de debilidad tuvieron la tentación.

Comentarios

  1. De acuerdo en lo que dices, mas que todas esas obras lo que este pais necesita es mejorar sus rutas, con la cantidad de grandes proyectos que se vienen ahora, la planta de celulosa en Conchilla ( Colonia ) por ejemplo, se les van a quedar cortas.

    El transporte público en la ciudad es bastante bueno, yo apenas uso el auto, de hecho al trabajo voy y vuelvo en ómnibus.

    Un saludo

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