Sin maíz no hay país


La economía de muchos países está total o parcialmente sustentada en la producción y distribución de los alimentos; recordarán la hoy célebre frase "sin maíz no hay país" y pues parece que nuestro país entonces, está en peligro de extinción.

La película Food Inc. (o Comida S.A.), la cual por cierto debería ser vista por todos, muestra una parte de la verdadera historia de los alimentos que hoy ponemos en nuestro plato y que imaginamos vienen de limpios corralitos y hermosos campos arados por manos campesinas: la realidad es otra. Muchos pensarán que este documental cuenta la historia de lo que pasa en Estados Unidos y que nuestras mesas se sirven con alimentos muy diferentes a esos, basta con que se den una vuelta por los anaqueles, congeladores y refrigeradores de cualquier supermercado para que vean pollo Tyson y Pilgrims Pride, arroz, frijol y soya sembrados en E.U.A. y cientos de abarrotes como el catsup fabricados en nuestro vecino país del norte a partir de jarabe de maíz; seguro cambiarán de opinión.



Es una realidad: los pollos hormonados y repletos de antibióticos, el maíz transgénico, la carne contaminada, las grasas trans y una infinidad de conservadores están sentados todos los días a la mesa con nosotros (y ni qué decir de la comida rápida que esas ya son palabrotas las cuales no suelo usar en este espacio aunque ganas no me faltan).

Cuando uno se entera de estas cosas a veces entra el pánico y pensamos en volvernos orgánicos, vegetarianos, veganos... o mejor aún ¡comprar una gran finca y producir nuestros propios alimentos! Todo esto puede servirnos al interior de nuestras familias pero la verdad es que para propiciar un verdadero desarrollo sustentable debemos ir más allá y exigir a nuestro gobierno una regulación urgente en este sentido; una regulación que garantice no sólo que tengamos alimentos sanos, también que permita que el campo mexicano reviva y que los miles de campesinos que hoy prefieren dejar el arado para buscar el sueño americano encuentren vida de calidad en sus parcelas:


  1. El frijol y el maíz deben salir del TLCAN en cualquiera de sus presentaciones.
  2. Regular la entrada de alta fructuosa vía TLCAN a nuestro país y volver a abrir el tema de la compra del excedente de azúcar mexicana que EE.UU. se había comprometido a hacer vía el mismo tratado. Los ingenios azucareros deben resucitar.
  3. Se debe prohibir la siembra de transgénicos, especialmente de maíz.
  4. Prohibir la cría industrial de aves; son aves de corral no de anaquel. Esto implica además prohibir la sobredosis de antibióticos y la aplicación de hormonas para modificar el patrón natural de crecimiento.
  5. Regular sanitariamente no sólo los rastros; también los criaderos de reses.
  6. Promover el uso de conservadores naturales de alimentos.
  7. Estimular, apoyar y promocionar el mercado de productos orgánicos y ecológicos. Dar los incentivos fiscales, subvenciones y préstamos necesarios para que los productores alcancen precios que les permitan competir.
Debemos como ciudadanos exigir soberanía alimentaria; si para alimentar a la población, nuestro país debe ceder a todos los caprichos de los mercados internacionales, no tenemos seguridad alimentaria y pese a ser un país rico en agricultura hay millones de mexicanos que no tienen garantía de poderse alimentar a diario. El desarrollo de la economía local es urgente y los productores no pueden seguir luchando ni contra los precios bajos, ni contra las importaciones y mucho menos con los alimentos modificados por la mano del hombre.


Sin maíz no hay país y dicen los campesinos que sin frijol tampoco.


Para ver y pensar:
Food Inc. (Comida S.A.) (2008) dirigida por Robert Kenner
Super Size Me (Súper Engórdame) (2004) dirigida por Morgan Spurlock


Para leer más:
México: economía solidaria, democracia participativa, soberanía alimentaria y desarrollo local en la Revista Vinculando 


Para participar:
Campaña Nacional "Sin Maíz no hay País"

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